domingo, 9 de junio de 2013

Verdades fundamentales sobre la construcción de la actitud



Verdades fundamentales sobre la construcción de la
actitud
Las corrientes de aire de la vida nos sacan de nuestro lugar y tratan de impedirnos alcanzar nuestras metas. Un temporal inesperado puede cambiar nuestra dirección y nuestra estrategia. 
Debemos ajustar nuestro pensamiento continuamente para que podamos vivir bien.
John Maxwell
Antes de observar cosas específicas que ayudan a crear actitudes, debemos entender algunos principios básicos para la formación de ellas.
1. Los años formativos del niño son los más importantes para inculcarle las actitudes correctas.
Los especialistas infantiles están de acuerdo en que el desarrollo, durante los primeros
años, de un modo de pensar positivo, es la principal razón para el éxito futuro del niño. Las
actitudes que aceptamos cuando niños son por lo general las que adoptamos cuando
adultos. Es difícil que nos desviemos de nuestra preparación inicial. Proverbios 22.6, dice:
«Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él». ¿Por qué?
Porque el sentimiento y las actitudes que formamos en los primeros años de vida llegan a
ser parte de nosotros. Nos sentimos bien con ellos aunque puedan ser errados. Aun cuando
nuestras actitudes nos hagan sentir mal, son difíciles de cambiarlas.
Durante mi último año de la escuela secundaria decidí aprender a jugar golf por mi
propia cuenta. Por varios meses jugué incorrectamente pero con entusiasmo. Un día,
estando en el campo de golf, un amigo me dijo: «John, tu problema es que te quedas muy
cerca de la pelota después que la golpeas». Había desarrollado un efecto que mandaba a la
bola con una curvatura por el cielo. Bueno, no habría problema, compensaría mi efecto.
Para que aterrice la bola en la calle apunté al bosque que tenía a la izquierda.
Entonces otro día jugué con un excelente golfista. La bola fue derecho y su viraje fue
lento. Después de observar algunos de mis tiros de bumeran, me ofreció su ayuda. «¿Qué es
lo malo de mi juego?», pregunté. «¡Todo!», contestó.
De esa manera comenzaron las lecciones. Después de varias semanas me di cuenta que
es más difícil aprender algo equivocado, luego olvidarlo y volver a aprenderlo, que
aprenderlo correctamente desde la primera vez. Lo mismo sucede con nuestras actitudes.
Las cosas que sentimos y aceptamos a temprana edad tienden a pegarse tenazmente a
nosotros aun cuando conozcamos algo mejor y deseemos cambiar. Las primeras
impresiones en nuestras vidas no son solamente impresiones, sino muchas veces
grabaciones indelebles.
2. La formación de una actitud nunca cesa.
Nuestra actitud se forma de las experiencias y de la manera cómo reaccionamos ante
ellas. Por eso, mientras vivimos, estamos formando, cambiando o reforzando actitudes. No
hay tal cosa como una actitud inalterable. Somos como la pequeña niña a la que su maestro
de Escuela Dominical le preguntó: «¿Quién te hizo?» Ella respondió: «Bueno, Dios me
hizo una parte». «¿Qué quieres decir con que Dios te hizo una parte?», preguntó el
sorprendido maestro. «Bueno, Dios me hizo un poco, y yo me hice el resto por mí misma».
¡Qué gran verdad! Las actitudes formadas en nuestros primeros años, no permanecen
necesariamente iguales a través de los años. Muchas veces los matrimonios pasan a través
de «aguas profundas» debido al cambio de la actitud del cónyuge.
Mi papá siempre ha sido una influencia positiva en mi vida. En una ocasión cuando
visitaba a mis padres, lo encontré leyendo el libro de Norman Vincent Peale, El poder del
pensamiento positivo. Cuando le recordé que ya había leído ese libro anteriormente, me
respondió con entusiasmo: «¡Por supuesto! Debo continuar formando mi actitud».
3. Mientras más se desarrolle nuestra actitud sobre el mismo fundamento, más sólida será.
El refuerzo de nuestras actitudes fundamentales, sean positivas o negativas, las hace
más resistentes. Mi padre comprendió esta verdad al decidirse a leer otra vez sus libros
sobre pensamiento positivo. Una de sus prácticas para el desarrollo de su actitud era
escribir un pensamiento positivo en una tarjeta de 3 x 5 y leerlo repetidamente durante todo
el día. Muchas veces lo he visto sacar la tarjeta durante recesos de quince segundos y leer la
frase positiva. He decidido hacer de esto un hábito para mí también. Descubro que mientras
más refuerzo mi mente con lectura excelente, más fuerte soy.
4. Muchos constructores (especialistas) ayudan a formar nuestras actitudes en cierto tiempo y lugar
Se necesitan ciertos especialistas en la construcción de una casa para hacer toda la
estructura. Su tiempo puede ser mínimo y su contribución pequeña, sin embargo son parte
de la construcción de esa casa. De la misma manera, ciertas personas vienen a nuestras
vidas en determinados momentos para ayudar a construir o a desbaratar nuestra perspectiva.
Una señora me escribió: «En mi último año de la escuela secundaria, mi profesora de
inglés tomó un ensayo que escribí y lo puso en el pizarrón. Luego comenzó a romperlo
delante de la clase. Me sentí humillada y tonta. Luego me dijo que no duraría ni un año en
la universidad. Nunca he olvidado ese incidente». Una profesora, en un día, afectó una
autoimagen para toda la vida.
5. No hay tal cosa como una actitud perfecta o intachable
En otras palabras, todos tenemos actitudes que necesitan ser remodeladas. Cuando mi
amigo Paul me enseñó sobre los aviones, dijo: «El avión no es hecho para no tener
equilibrio en el vuelo». Los aviones necesitan constantemente ajuste para volar
efectivamente. Sucede igual con nuestras actitudes. Las corrientes de aire de la vida nos
sacan de nuestro lugar y tratan de impedirnos alcanzar nuestras metas. Temporales
inesperados cambian nuestra dirección y estrategia. Nuestras actitudes necesitan ajuste por
cada cambio que viene a nuestras vidas.
Necesitamos ser como la vieja mula de un granjero de Missouri. Un día se cayó en un
pozo seco. El granjero que la encontró allí hizo todo cuanto estubo a su alcance para
sacarla. Finalmente, viendo que el rescate era imposible, comenzó a enterrarla. Cuando
echó en el pozo un carga de tierra de un camión, la tierra comenzó a rellenar el pozo y la
mula resoplando comenzó a pisar fuerte. Pronto, la vieja «cara triste» estaba parada sobre
toda la tierra, dos pies más arriba que antes. Después de descargar unos cuantos camiones
de tierra, la mula llegó triunfalmente al borde del pozo y salió caminando.
Todo el mundo encuentra tormentas y pozos secos en su vida que amenazan con
doblegar su actitud. El secreto para una llegada segura es ajustar continuamente su
perspectiva.
Aplicación de actitud:
Nuestra actitud no permanece estancada. Un balón a medio inflar está lleno de aire,
pero no está lleno a toda su capacidad. Una banda de caucho mantiene juntos los objetos
que sostiene y es efectiva solamente cuando está apretada. ¿Qué encuentra usted en su vida
que demande apretar su actitud? ¿Está haciendo ajustes?
Escriba lo que siente que será su próxima «tormenta». Ahora, piense en la estrategia
que empleará para contrarrestar una posible mala actitud relacionada con esa situación.


Fuente: ACTITUD DE VENCEDOR.  JOHN C. MAXWELL

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